¿Los campos electromagnéticos tienen efectos nocivos sobre la salud?

Una de las controversias actuales y que dividen la posición de distintos expertos del mundo científico gira alrededor de los campos electromagnéticos y sus posibles efectos adversos en las personas.

Un estudio reciente realizado por la agencia de salud pública de Barcelona expone las características de los campos electromagnéticos a los que estamos expuestos y muestra los diferentes estudios sobre sus efectos.

De entrada, hay que entender qué son los campos electromagnéticos, las distintas tipologías y su comportamiento con el entorno:

Los campos electromagnéticos (CEM) son una combinación de campos de fuerza eléctricos y magnéticos. Todo aparato conectado a una red generará a su alrededor, si está encendido i circula corriente, un campo magnético.

Los campos eléctricos son más intensos a menor distancia de la carga que lo genera i menos intensos a medida que nos alejamos de esta carga. La mayoría de los materiales de construcción protegen en cierta medida de los campos eléctricos. Las paredes, los edificios y los árboles reducen la intensidad de los campos eléctricos de las líneas de conducción eléctricos situados al exterior de las casas. Si, además, los cables están enterrados, los campos eléctricos que se generan son casi indetectables, ni en la superficie. Igual que los campos eléctricos, los campos magnéticos son más intensos en los puntos más cercanos a su origen y su intensidad disminuye rápidamente a medida que aumenta la distancia de la fuente.

Los CEM se dividirán en 4 subcategorías según su frecuencia en Hertz (Hz):

  • 0Hz: Campos magnéticos estáticos (SMF): aparatos de resonancia magnética, trenes de levitación magnética, líneas de alta tensión híbridas de corriente continua y alterna…
  • 3Hz-300Hz: Campos eléctricos y magnéticos de frecuencia extremadamente baja (ELF): aparatos electrodomésticos y líneas de alta y media tensión de corriente alterna (AC)
  • 300Hz-100 KHz o 1MHz: Campos eléctricos y magnéticos de frecuencias intermedias (IF): cocinas de inducción, bombillas de bajo consumo, monitores de ordenadores, sistemes antirobo, etc
  • 100 KHz o 1 MHz-300 GHz: Campos electrromagnéticos de radiofrecuencias (RF): teléfonos móviles, contadores sin hilos, antenes de telefonia, redes Wi-Fi, rradiodifución, TDT, radares o Hornos microondas.

Durante los últimos años se han realizado distintas investigaciones para estudiar los posibles efectos nocivos a largo plazo de las frecuencias electromagnéticas y radiofrecuencias, pero a pesar de que numerosos estudios alertan de posibles efectos no concluyen de manera contundente ni han probado científicamente sus efectos, a menudo porque los datos utilizados en los estudios han sido insuficientes para sacar conclusiones determinadas de sus efectos a medio y largo plazo. Aún así, tampoco hay estudios determinantes que garanticen la inocuidad de estas radiaciones.

A raíz de las investigaciones que había hasta la fecha, en 1999 el Consejo de la Unión Europea aprobó la Recomendación 199/519/CE relativa a la exposición del público general a los campos electromagnéticos de 0GHz a 300 GHz. En 2007, el Comité científico de Riesgos Sanitarios Emergentes y Recientemente identificados de la UE (SCENIHR) revisó los conocimientos científicos, y aunque no encontraron ninguna evidencia clara que mostrara la necesidad de revisar las restricciones básicas establecidas por la Unión, indicó que había lagunas en el conocimiento científico que había que investigar. Desde entonces, el SCENIHR se encarga de las revisiones periódicas y de actualizar las recomendaciones de la UE.

En contraste con la UE, la asamblea parlamentaria del Consejo de Europa en la Resolución 1815 de 20114 señala que, dada la falta de certeza científica sobre los riesgos parra la salud del CEM, el hecho de esperar a disponer de niveles claros de evidencia científica antes de tomar acciones preventivas podría derivar a costes económicos y para la salud muy elevados.

Algunos países como Bélgica, Italia, Grecia, Lituania, Luxemburgo, Países Bajos, Polonia y Eslovenia han establecido niveles de referencia más estrictos que los de la Recomendación europea. Algunos incluso han adoptado límites de exposición más exigentes. El Estado español por su parte, estableció los niveles máximos de exposición por decreto ley el 2001 utilizando los niveles máximos de la Recomendación 199/519/CE.

Últimamente el debate sobre los efectos de los campos electromagnéticos se ha intensificado a causa de la inminente implantación del 5G.

El 5G es la quinta generación de móviles que disponemos. Según las operadoras, el tiempo se podría reducir entre 5 y 1 milisegundo, un tiempo imperceptible para nosotros que permitirá conectarnos prácticamente a tiempo real. El que se busca es la conectividad total con nuestro entorno: seguridad, electrodomésticos, vehículos…, además podremos navegar a una velocidad que nos permitirá descargarnos una película en cuestión de segundos. También se abren un abanico de posibilidades en el ámbito de los vehículos autónomos y conectados, servicios de drones y el acceso a sistemas remotos de e-health como las operaciones quirúrgicas en remoto.

Al no estar seguros de cómo puede afectar el 5G a la salud y para el medio ambiente, ciudades como Bruselas o Florencia han aplicado el principio de precaución y lo han rechazado. La OMS cualificó los campos electromagnéticos de radiofrecuencia (smartphones, wifi, etc) como posibles cancerígenos. Por eso, el 5G también lo sería (posiblemente), y su despliegue aumentará la exposición a los campos electromagnéticos, ya que supondría un aumento de las potencias existentes, ya que el 5G no sustituirá el 2G, 3G o 4G, si no que se añade a esos, i además, se utilizarán nuevas frecuencias y más satélites en órbita para garantizar la conectividad total.

En España diversas opiniones de expertos reacios a la implantación del 5G que alertan de los más que probables efectos nocivos de la alta exposición de los campos electromagnéticos de manera continuada han generado revuelo y han sido desprestigiados tanto por otros profesionales científicos como por las mismas instituciones.

La potencialidad económica de su desarrollo marca la tendencia de las decisiones estratégicas de las ciudades y países, que apuestan por la implantación de esta nueva tecnología, dejando en segundo plano las investigaciones sobre los posibles efectos que puedan derivarse.

Esperemos que, si los efectos nocivos que algunos predican son ciertos seamos capaces de reaccionar a tiempo.

Tags: campos electromagnéticos, efectos 5G